Jordi Sierra i Fabra (Barcelona, 1947) recibió ayer en
Alcalá de Henares el Premio Cervantes Chico, por ser “un referente en la
literatura juvenil actual, tener la simpatía de sus lectores e iniciar a
grandes y pequeños en el hábito de la lectura”. Este galardón comenzó a
otorgarse en 1992 dentro de una Campaña de Animación a la Lectura y no tiene
dotación económica.
Comenzó a escribir con ocho años, durante la convalecencia
tras chocar con una puerta de cristal. Firmó su primera novela, “Las memorias
de un perro”, a los doce años y, desde entonces no ha parado de escribir. Ha revelado que es tartamudo "aunque no
lo parezca", que llegó a odiar a Cervantes cuando era niño porque le
obligaron a leer el "Quijote" durante cuatro cursos seguidos, sin
acabarlo nunca, y que nunca ha parado de leer y escribir: "leer me salvó
la vida". Además ha explicado a los
escolares que asistían al acto que la cultura no es ir cada día al colegio,
sino "vivir la vida, absorberla, ser esponjas, no perder nunca la
curiosidad, ser felices", porque, ha enfatizado, "la vida es pasión y
emoción y leer es parte de esa pasión y emoción". Les ha hablado del
placer que descubrió en la lectura
La princesa de Asturias Doña Letizia presidió el acto de
entrega del premio y remarcó que el autor ha escrito más de 400 novelas, en su
mayor parte destinadas a niños y jóvenes, publicadas en más de 50 países y
traducidas a 25 lenguas, con más de diez millones de libros vendidos y tiene dos
fundaciones dedicadas a ayudar a jóvenes escritores. Ha comentado: “Tus más de diez millones de lectores avalan
el talento y la valía de una vida plena dedicada a la palabra, la palabra que
tú nos regalas. Enhorabuena por ser un contador de historias que, como tú dices,
nos da gasolina para el alma”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario