lunes, 17 de noviembre de 2008

Día Mundial de la Infancia - 20 Noviembre

En 1954 la ONU recomendó que se instituyera en todos los países un día universal del niño, que se consagraría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero y se destinaría a actividades propias para promover el bienestar de los niños del mundo. El 20 de noviembre se conmemora la fecha en que la Asamblea aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

Desde aquí nuestra contribución con estos poemas de Miguel Hernández. En el primero, El niño yuntero, su protagonista es un niño que, al igual que su autor, tiene que trabajar en el campo desde muy pequeño. En el segundo, Nanas de la cebolla, Miguel Hernández nos transmite sus sentimientos desde la cárcel al recibir una carta de su mujer en la que le dice que no tienen para comer más que pan y cebollas. También podéis escuchar las versiones que interpreta Joan Manuel Serrat.

EL NIÑO YUNTERO


Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecido.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y preguntar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombre jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

NANAS DE LA CEBOLLA


La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Recreos Literarios: Papiroflexia

El pasado 11 noviembre reiniciamos los Recreos Literarios en nuestra biblioteca un año más. De nuevo, el profesor Antonio Ledesma empezó el ciclo de actividades con la interesante exposición que tituló “Cómo leer libros de papiroflexia”. Nos contó muchos secretos de la papiroflexia y vimos proyectadas imágenes realmente increíbles de objetos hechos con papel. La biblioteca se llenó de asistentes y a todos nos encantó. Se nos quedó muy corto el tiempo de recreo y habríamos continuado al menos una hora más.

Durante estos días, además, la biblioteca se ha convertido en una sala de exposiciones de esculturas de papel que podéis visitar. Creo que os gustarán.

Podéis ver fotos de esta charla entrando en la Galería de Fotos de la página web del IES.

Y no dejéis de asistir a la próxima actividad dentro de dos semanas (25 noviembre) “ Crepúsculo” a cargo de la profesora Inma Pérez.