jueves, 11 de octubre de 2012

Mo Yan, Premio Nobel de Literatura 2012



El escritor chino Mo Yan es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2012, según la Academia sueca “por combinar con cuentos populares de un realismo alucinatorio la historia actual y contemporánea.”
Mo Yan es un autor poco conocido, pero muy apreciado, que nació el 17 de febrero de 1955 en la provincia de Shandong. Su nombre real es Guan Moye;  Mo Yan es su pseudónimo y significa “No hables”. Él explica que eligió su pseudónimo porque tenía fama de ser directo al hablar y quería recordarse que debía pensar antes de hablar demasiado para no meterse en problemas.
Ha escrito once novelas y cientos de cuentos cortos. Su fantasía procede de una mezcla de la tradición china cargada de imágenes y símbolos, con la tradición occidental.
Su novela Sorgo rojo (1987) fue llevada al cine con un éxito extraordinario.
En La vida y la muerte me están desgastando, su humor y su fantasía alcanza cotas memorables.
En 1996 publica Grandes pechos amplias caderas, desde la visión de una mujer se repasa casi un siglo de historia de China.
Cuatro  novelas suyas se han traducido en España: las mencionadas anteriormente y Las baladas del ajo. 

Aquí tenéis un fragmento de Las baladas de ajo
"Una doctora vestida de blanco apareció en la puerta, con las manos protegidas por unos guantes de goma que le llagaban a la altura del codo, por donde resbalaba, principalmente, un reguero de gotas de sangre. El hombre corrió a su encuentro.
-¿Qué ha sido doctora?
-Una niñita.
Al escuchar que era padre de una pequeña, el hombre se tambaleó un par de veces hasta caer de espaldas, golpeándose ruidosamente la cabeza contra las baldosas, que dio la sensación de romper.
-¿Qué problema hay? – comentó la doctora.- Los tiempos han cambiado y las niñas son iguales que los niños. ¿De dónde proceden los hombres si no es de las mujeres?¿O es que salen de debajo de una piedra?
Lentamente, el hombre se puso de pie, como si estuviera en trance. A continuación, comenzó a gemir y a sollozar, como si estuviera loco, y acentuaba sus llantos con gritos de reproche:
-¡Zhou Jinhua, maldita mujer inútil, mi vida se ha arruinado por tu culpa!.
Sus gritos se unieron a los sonidos del llanto que se escuchaba en el interior: Gao Yang pensó que se trataba de Zhou Jinhua. La ausencia de llanto del bebé le desconcertó. Jinhua no habría sido capaz de ahogar a su propio bebé ¿Verdad?
Entra ahora mismo – ordenó la doctora – y ocúpese de su esposa y de su hijo. Hay más personas esperando.
El hombre se puso torpemente de pie y se arrastró hacia el interior. Unos minutos después salió con un fardo en la mano.
-Doctora – dijo mientras se detuvo en el umbral de la puerta – ¿conoce a alguien a quien le gustaría tener a una niña? ¿Podría ayudarnos a encontrarle un hogar?
-¿Pero es que en vez de corazón tiene una piedra? – preguntó enojada la doctora – Llévese a su hija y trátela bien. Cuando cumpla los dieciocho años puede conseguir al menos diez mil para ella."


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